lunes, 5 de diciembre de 2011

Diarioblog desde Sierra Nevada. Día 2.

Ante todo, pedir disculpas por el retraso en esta segunda entrada, que corresponde al día de ayer. Pero es que ayer terminé tan agotado que no podía con mi alma.

Ayer fue el gran día. Comenzó muy temprano, a las 6:30 de la mañana ya estaba en pie para coger el autocar que sube a Sierra Nevada y que sale desde la estación de autobuses, a unos 20 minutos de donde me alojo. Y como los horarios de dichos autocares son un tanto especiales, si perdía el de las ocho no podría volver a subir hasta las diez. Si a eso sumamos que se tarda casi una hora en subir, era perder demasiado tiempo.

Al llegar, Sierra Nevada, ésta me recibe imponente, con un cielo azul que promete mantenerse así todo el día.



Después de hablar con Martin, uno de los encargados, en la oficina situada en Pradollano, nos damos cuenta del primer (y único, realmente) problema serio: No tengo ni idea de esquiar. Así que ¿Cómo se supone que voy a seguir a los esquiadores por la montaña? Martín me dice que tranquilo, que buscaremos una solución, y que suba a las pistas donde ya me están esperando.

Compro el forfait de visitante y me encamino a los telecabinas. Allí empiezo a ser consciente de la masificación que me encontraré arriba.

Nada más bajar del telecabina me encamino al local de la escuela, donde conozco al director y los profesores que, en sus "ratos libres", participarán en la sesión de fotos. Tras las presentaciones de rigor, urge arreglar el tema de los traslados. Jose, el director, me dice que no me preocupe, que algo se podrá hacer. Los profesores, muy simpáticos todos, empiezan con los habituales chascarrillos y coñas al respecto.

Mientras todo eso se queda en manos del "jefe", me marcho con Antonio, uno de los profes, para sacar fotos de una clase con niños. Como es de iniciación, puedo moverme por esa zona caminando tranquilamente sin problemas. La verdad es que se hizo un poco coñazo, porque era la primera clase de los críos, y emoción, lo que se dice emoción, pues no tuvo.


Al volver, y como hasta dos horas más tarde no haríamos la sesión, me dediqué a recorrer las (pocas) zonas de la estación a las que una persona sin esquíes puede acceder; las cafeterías y las tiendas. Pero no sin antes recibir una sorpresa: Los chicos de la escuela van a pedir que me lleven por las pistas...¡en una moto de nieve! Yo me flipo tanto que me quedo con cara de lelo el resto de la mañana...

Pero al final no pudo ser. ¿Y cual fue el plan B? Pues... una silla para personas con discapacidad. Ha sido toda una experiencia.

He de confesar que en un principio lo pasé bastante mal. Ahora, al ponerme durante un tiempo en su piel, puedo llegar a entender en parte lo que llegan a pasar.

Para empezar, esa dependencia total y absoluta que hace que una persona tenga que estar constantemente pendiente de ti. Y eso por no hablar de la odisea de subir al telesilla sentado en ese armatoste... ¡Casi me mato!

Ahora, recibí uno de los mejores regalos de cumpleaños de mi vida. Y es que bajar a toda leche por esas pistas ha sido algo que no olvidaré nunca.


Luego, pues comenzamos la sesión. Más corta de lo deseado, no tan fructífera como esperaba, ya que se quedaron cosas que tenía pensadas por hacer, pero aún así con buenos resultados. Es cierto que la hora tampoco acompañaba. Eran las dos de la tarde, los chavales no habían comido, y la cantidad de gente que se encontraba en las pistas dificultaba la labor. Y ahí sí que no había nada que hacer, cerrar una pista de Sierra Nevada en pleno comienzo del puente de la Constitución es algo fuera del alcance de la mayoría de los fotógrafos que existen.


Así que, al final, me vuelvo a casa con un montón de fotos, muchas ganas de probar cosas nuevas que no he podido hacer, y mucho trabajo por delante para mejorar en todo lo que esta vez no ha salido bien.

Pero ya habrá ocasión...

sábado, 3 de diciembre de 2011

Diarioblog desde Sierra Nevada. Día 1.

Hacía mucho tiempo que no volvía por mi blog. Demasiado. Pero como, visto lo visto, no se ha echado de menos ni se ha notado, tampoco me siento tan mal.

Lo que me ha hecho volver a él es darle un sentido de diario intimo (no porque lo sea, sino porque seré prácticamente el único que lo lea.. ;D) de este viaje a Granada.

Llegué anoche, con el cambio de día, y nada más llegar conecté el ordenador para dar señales de vida y dejar claro que todo había transcurrido con normalidad. También para informarme de horarios de autobuses y demás.

Al final dejé algunas cosas para esta mañana, porque el cansancio me podía, y hoy, ya recuperado, retomé la tarea informativa. Con todo preparado, me acerqué hasta la estación de autobuses y emprendí la subida a Sierra Nevada.

La verdad es que, como muestra la imagen, el recibimiento no pudo ser más descorazonador...

Así que con mi pequeña G12 en el bolsillo de la chaqueta, encaminé mis pasos a la oficina de la escuela europea de esquí y snowboard, de quienes debo decir que, si algo sale mal, no tendrán ninguna culpa, porque desde que conctacté con ellos todo han sido facilidades, curiosidad primero, entusiasmo después, y un afán participativo que se agradece muchísimo, sobre todo cuando uno empieza.

La "entrevista" fue sobre ruedas, así que mañana será el gran día. Me esperan muchas horas de trabajo, nieve, diversión, y buen rollo. Creo que, con todos esos ingredientes, es muy poco probable que algo salga mal.

Decidí quedarme un rato para familiarizarme con la zona, así que estuve como hora y media paseando entre las tiendas (pocas) escuelas y empresas de alquiler y venta de equipos (todas las del mundo) y cafeterías de la estación, haciendo tiempo a la salida del siguiente bus que me trajese de vuelta a Granada.

Y, quizá como pequeña recompensa a esa paciencia, el sol decidió salir a pasear un rato y mostrarme lo que puede llegar a ser Sierra Nevada. Y como pequeña despedida, un atardecer de esos que te dejan con la boca abierta.



Al bajar en el autocar, me di cuenta de la influencia que puede llegar a tener la montaña en las personas. Y es que, en la primera curva de derecha, que deja una especie de mirador haciendo que desde el interior del autobús todos los ocupantes viésemos la estación, absolutamente TODOS miramos hacia la montaña, sin querer, unos por la diversión vívida y otros por la que les/nos espera, despedirnos de ella.

Mañana será otro día. Espero que productivo.

sábado, 15 de octubre de 2011

Cosas que hay que vivir.

Por fin llegó el día. Ayer se inauguró la primera exposición de fotografía en la que participo, y el resultado no pudo ser más satisfactorio.

Vinieron muchos amigos (confieso que más de los que esperaba y algunos que no me imaginaba que lo hicieran), nos reímos, charlamos, compartimos alegría e ilusiones... Y todo ello en un ambiente genial, con bebida y buen rollo. La noche se pasó muy deprisa, sinónimo de entretenimiento y diversión.

Pero como era primerizo en estas lides, también hay cosas que, por desconocimiento, me superaron. Me agobié un poco porque la mayoría de los amigos coincidieron en la sala a la vez, y no podía estar con todos tanto como me hubiese gustado. Así que, en lo que a mi respecta, pedirles perdón, espero estar más atento en la próxima (bueno, primero espero que haya una próxima...)

Sé que me repito más que el ajo, pero es de bien nacidos ser agradecidos, así que, una vez más, mil gracias a todos los que os pasasteis por allí, y a los que, por distintos motivos, no pudisteis venir pero os sentí como si lo hubieseis hecho....

jueves, 6 de octubre de 2011

Ya es definitivo.

El viernes 14. Esa es la fecha de la inauguración de la expo en la que participo.

Ahora mismo estoy más ilusionado que nervioso. No sé si eso cambiará con el paso de los días o simplemente será la ilusión la que crezca.

Los que me conocéis sabéis que es uno de mis sueños, que lo he dicho varias veces, pero creo que nunca he sabido transmitir lo que esto significa para mi. Puede parecer una chorrada, al fin y al cabo son cuatro fotos en una pared, y con contactos, o enchufe, o echándole algo de morro lo mismo lo podría haber conseguido antes.

Pero no, es ahora, y creo que cada cosa pasa cuando y donde tiene que pasar. Tenía que ser en esta sala, con la gente de esta escuela, con los que he redescubierto el significado de la palabra fotografía, con quienes diera este paso.

Ahora toca agradecer. A los que apoyan y, por extraño que parezca, a los que no lo hicieron. A los primeros porque me dan su calor, sus palabras y sus atenciones y me hacen llevar todo esto mucho mejor, y por su infinita paciencia conmigo y mis rarezas.

A los segundos, porque su falta de confianza, su desidia, sus criticas malintencionadas y sus acitudes despectivas, lejos de debilitarme, me hacían luchar con más fuerza para demostrar que estaban equivocados, que uno debe luchar por aquello en lo que sueña, lo consiga o no.

El primer paso ya está dado. Los del segundo grupo dirán que "menuda cosa, cuatro fotos en una sala pequeña", los del primer grupo se alegrarán sinceramente, y puede que alguno hasta se pase por allí.

A todos (si, a todos, sin rencores) GRACIAS.

VA POR VOSOTROS.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Con un par...

Querida amiga:
No soy capaz, a pesar de ver las fotos que me has mostrado, de imaginar siquiera por lo que estás pasando. No es nada fácil el camino, pero ya lo sabíamos antes de echar a andar.
Me ahorraré las tan manidas palabras de ánimo, cosas como “ya queda menos para acabar”, o “esta es la definitiva”, sobre todo esta última, básicamente porque es una perogrullada. Es evidente que, termine como termine todo, esta es la última. Habrá gente que entre en mi blog, lea esto y se escandalice, piense que soy un cabrón insensible, o un pesimista. Quizá no les falte razón, pero también es cierto (aunque eso ellos no lo saben) que todo esto ya lo hemos hablado y solo repito palabras que ambos hemos dicho. Es la realidad, y la realidad no tiene que gustarnos, tiene que pillarnos prevenidos para lo que pueda llegar.
Te lo juegas todo a una carta, y no es una carta cualquiera. Es la última, eso también me lo aclaraste. Estás en las manos del único ser del mundo que puede solucionar tu problema, si él no lo consigue, hasta aquí hemos llegado. Así de claro, así de duro. Ya tenemos edad para dejar de disfrazar las cosas y llamarlas por su nombre.
Pero lo que también quede que quede bien claro, y que lo sepa todo el mundo, es que te ADMIRO, así, en mayúsculas. Precisamente por ese arrojo, por saber mirar al destino a los ojos y ser consciente de que la moneda siempre tiene dos caras, y rara vez depende de nosotros que caiga de uno u otro lado.
Eres muy dura (aunque sé que cuando leas esto lo negarás), estás soportando esto lejos de los tuyos, a miles de kilómetros de la familia, de los amigos de siempre, de muchas cosas. Y aún así lo afrontas, lo superas, te preparas para lo que sea.
Ya te lo pregunté ayer. ¿Cómo lo haces? No conozco a nadie, y eso te lo aseguro, que en una situación como la tuya no hubiese arrojado ya la toalla. Eres tan luchadora que hasta cuando los propios médicos te daban pocas esperanzas y soluciones que no te satisfacían, buscabas y rebuscabas en la red para dar con la información y las pruebas suficientes para demostrarles que no, que se equivocaban.
Ahora mismo lo estás pasando muy mal, pero si hay alguien capaz de resistir todo esto, eres tú. Alguien que manda unas fotos como las de ayer, en lugar de esconderlas, (muchos ni siquiera las habrían hecho), y encima tener el humor para titularlas como lo hiciste, es de una pasta especial.
Sabes de mi profunda admiración por ti, rozando la devoción, y que espero que vuelvas pronto para enmendar muchas cosas que hice (mejor dicho, que NO hice) mientras estuviste en España.
Por mi parte, solo me queda desesperarme esperando noticias tuyas y deseando tu regreso a casa. Y que por fin se acabe esta pesadilla que estás viviendo. La vida te lo debe.

Mil besos.

martes, 20 de septiembre de 2011

Fotógrafos de cabecera.

Pretendo, con esta entrada, comenzar una serie de escritos sobre fotógrafos que, por una u otra razón, me han marcado. Sin querer ni mucho menos comparar mi trabajo con los suyos (menuda blasfemia sería eso) sí son lo que me guían, los que me sirven de referente a la hora de coger mi cámara y salir en busca de imágenes.

No están en un orden preestablecido, aparecerán según me vaya acordando de ellos, o encontrando alguna foto suya concreta. Tampoco estarán por temáticas, aunque los elijo en función de los temas que yo quiero para mis fotos, a saber: retratos (en todas sus variantes), reportajes sociales y deporte.


Y para abrir fuego traigo a este modesto blog a uno de los más grandes reporteros de la historia; Walker Evans.


Nace en 1903, en St. Louis, Missouri, pero pronto su familia se traslada a Toledo, Ohio, y posteriormente a un barrio de los suburbios de Chicago. Cuando se separan sus padres se va a vivir a Nueva York, acompañado de su madre.

En 1922 viaja a París para seguir sus estudios en la Sorbona, pero con la idea de hacerse escritor y mezclarse con la vida intelectual del París de los años veinte.
Influenciado por poetas franceses del XIX, ve en la fotografía un medio para adaptar la visión de poeta y mostrar meticulosamente la América cotidiana contemporánea.

Comienza en Nueva York (1928), con una cámara de 6 x 12, a hacer sus primeras fotografías. Escenas sencillas y directas de la vida diaria.
Entabló amistad con artistas y escritores y mantuvo contacto con las corrientes progresistas.
Con una cámara de 15 x 20 recorre ciudades de EE.UU, junto a Lincoln Kirstein, un joven intelectual, que tuvo un importante papel en el desarrollo de la vida cultural norteamericana.
En 1932 ilustra The crime of Cuba, de Carleton Beans, una denuncia del régimen de Batista, para lo que hizo una serie de fotografías donde mezclan retratos con detalles arquitectónicos y escenas callejeras.

Entre los años 1935 y 1936, durante 18 meses, trabajó para la Farm Security Administration, un programa trataba de documentar la difícil situación de las comunidades rurales de los Estados Unidos durante la depresión.
Junto a James Agee convivió seis semanas con una familia de aparceros de una granja de Alabama.
Evans los fotografió enseñando su vida de forma simple y directa, con cierto distanciamiento, logrando retratos de gran dignidad.
Junto con los textos de Agee, las fotografías se publicaron en el libro Let Us Now Praise Famous Men en 1941.

En 1938, el MOMA de Nueva York dedica a Evans la primera exposición monográfica, publicando a la vez el libro American Photographs.

Con una Contax de 35 mm comienza a trabajar de forma completamente distinta: ocultándola bajo el abrigo, sin control de encuadre, se centra en las caras y gestos de los viajeros del metro de Nueva York.
El resultado se publicó en 1966 en forma de libro con el título Many are called.

Entre 1945 y 1965 colaboró como articulista y fotógrafo en la revista Fortune.

Ha sido maestro de toda una generación de fotógrafos, tales como Robert Frank, que colaboró con él en la realización para Fortune del artículo Beauties of the Common Tool.

Desde 1965 y hasta su muerte en 1975 trabajó como profesor de fotografía en la universidad de Yale.

Fuente: Blog "El ángel caído".




Sin duda, su foto más conocida. Seguro que para muchos de vosotros guarda cierta similitud con otra foto icónica, por la que todo el mundo conoce a Dorothea Lange. De hecho, ambos participaron en el Farm Security Administration.




Englobada en el mismo trabajo sobre la gran depresión, creo que este retrato tiene una fuerza excepcional.



Walker Evans, como casi todos, o todos, los fotógrafos dedicados a retratar la vida cotidiana, sintió el impulso de hacer algunos cuantos "robados", esos retratos en los que el fotógrafo actúa como un voyeur, sin dejar que el fotografiado advierta su presencia. Esta es una de mis fotos favoritas de ese libro centrado en los usuarios del metro de Nueva York que vio la luz en 1966.

lunes, 19 de septiembre de 2011

TE QUIERO

Es la persona que me dió la vida, que me da su AMOR desinteresadamente, que me cuida, me mima, que se alegra con mis triunfos, se entristece con mis penas, me da fuerzas para seguir adelante.... Tengo tanto que agradecerle...

No hay distancia que pueda hacerme sentir lejos de ella. Aunque ahora no puedo abrazarla físicamente, ni besarla, ni cogerla de la mano... La QUIERO ENORMEMENTE, sin límites....

Estoy orgulloso de ella, MUY ORGULLOSO, de su fortaleza, que durante toda su vida, siempre ha demostrado... Ahora aún más, aunque nos falte esa persona tan importante para ella, para mí, para toda la familia...

TE QUIERO, GUAPETONA!!!!